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domingo, 13 de noviembre de 2011

Caída de un Berlusconi Scaduto

Un clima de euforia se vivió en las calles de Italia por la renuncia del magnate de las comunicaciones, acusado de corrupción y abuso sexual en varias causas judiciales y responsable del brutal ajuste que pasó ayer el Parlamento como condición de su partida.


Silvio Berlusconi terminó sus funciones de primer ministro poco después de las nueve y media de la noche del sábado 12 de noviembre de 2011. La frase suena como el epitafio político de un primer ministro bastante fuera de lo común, perseguido por la Justicia, mujeriego a rabiar, amante de las bromas pesadas y de muchas otras cosas fuera de lugar, que puso en peligro la credibilidad de un país entero. Ayer los gobiernos europeos dieron un suspiro de alivio. Y muchos italianos también. Algunos organizaron una pequeña orquesta ante el Palacio del Quirinal, donde Berlusconi fue a presentar su renuncia al presidente Giorgio Napolitano, e interpretaron el Aleluya, de Händel. Más de un millar de personas se dieron cita para gritar contra Berlusconi frente al palacio presidencial. “Renuncia, renuncia”, “Fuera la mafia del Estado”, decían, mientras volaban monedas de acá para allá y otros levantaban banderas italianas y carteles con leyendas como “Finalmente” o “12 de noviembre, Día de la Liberación”.


Según la Constitución italiana, cuando el primer ministro renuncia, es el presidente de la República quien se encarga de buscar el reemplazante. Escucha las opiniones de todos los partidos políticos, de ex presidentes de la República y de los presidentes de Cámara y Senado y propone una figura que después, de todas maneras, debe ser aprobada por el Parlamento. Las funciones de este nuevo gobierno pueden tener una duración determinada o bien ejercer hasta la conclusión legal de esta legislatura en 2013.

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