Vistas de página en total

viernes, 13 de enero de 2012

Simone Farina, el otro gran ganador

El defensor del humilde Gubbio rechazó una fortuna para arreglar un partido de la Serie B de Italia. El lunes, en la fiesta de gala de la Fifa, fue nombrado Embajador del Juego Limpio.



“Doscientos mil euros. Repartilos como quieras entre tus compañeros”. Doscientos mil euros son tres veces más que el sueldo anual de Simone Farina, lateral izquierdo del Gubbio,club de la Serie B Italiana entrenado por Gigi Simoni.

Gubbio es una tranquila ciudad de 32 mil habitantes en el centro del país. Allí vive y juega Farina, de 29 años y padre de dos hijos.

A finales de septiembre, le propusieron un premio de 200 mil euros por arreglar y perder el partido de Copa Italia contra el Cesena, previsto para el 30 de noviembre. Se lo ofreció Alessandro Zamperini, ex compañero suyo (ahora imputado) en las inferiores de la Roma, pero al que no veía desde hacía 10 años. Farina dijo que no. Y denunció todo a la fiscalía.

Eso dio comienzo a la segunda parte de la investigación sobre la supuesta trama de apuestas clandestinas y arreglos de partidos en el calcio (Primera, Segunda y Tercera) que estalló en junio de 2011 y que llevó a la cárcel, entre otros, a Cristiano Doni, capitán del Atalanta.

Farina cobra 60 mil euros al año. Podría haberse enrique­cido de golpe. Pero dijo que no. Raro ejemplo de honradez en un calcio cada vez más podrido.

“Me lo comentó a las dos horas. Vino a buscarme al campo de entrenamiento. Tenía cara de perro apaleado y me dijo que necesitaba hablar conmigo. Como estaba lesionado, creía que el tobillo había empeorado”, cuenta Stefano Giammarioli, el director deportivo del Gubbio.

Fue el primero, y durante un tiempo, el único en saber lo que había ocurrido. Fue el mismo Giammarioli quien acompañó a Farina a la fiscalía y quien luego se encargó de comunicarlo al presidente y el plantel. “Lo hizo por la familia. Debería ser algo normal en este mundo, un simple deber de ciudadano. Pero como el fútbol no es un mundo normal, nos parece algo extraordinario lo que hizo Simone”, prosigue.

“Estaba asustado, muerto de miedo. Nosotros somos un club joven. Es nuestro primer año en Segunda. Estamos en un mundo mucho más grande que nosotros. Simone, también. Se encerró en sí mismo y no quería volver a entrenarse”, añade.

Farina recibió un SMS el pasado 26 de septiembre. ‘¿Cómo estás, monstruo? Soy Zampe’. Lo firmaba Zamperini. Un par de días después, “Zampe” llegó a Gubbio con su Porsche y se reunió con Farina. Allí le ofreció el trato. Cuando éste le respondió que no, Zamperini le pidió el teléfono del capitán del equipo y el del director deportivo. Farina, según lo que declaró a los investigadores, le dijo que ellos le hubieran contestado lo mismo.

El viernes pasado, el día en que el lateral rubio volvió a pisar el césped tras un mes parado, en el estadio se encontró con una enorme pancarta: “Sei il nostro orgoglio” (Eres nuestro orgullo).Hasta el arzobispo de Perugia (ciudad vecina a Gubbio) habló de Farina en la misa de Nochebuena citándole como ejemplo de cómo se puede llevar una vida honrada. Cesare Prandelli, el seleccionador italiano, que impuso un código ético para sus jugadores, lo citó a Coverciano (sede de la azzurra) para entrenarse con Italia. Eso será a finales de febrero, ante un amistoso contra Estados Unidos. El lunes, Farina subió al palco durante la gala del Balón de Oro. Otro premio por su denuncia. Lo invitó Joseph Blatter, presidente de la Fifa, quien el pasado 24 de diciembre escribió una carta en la Gazzetta dello Sport titulada: ‘Tenemos que estar orgullosos de él’.

El defensor, que lleva en el Gubbio desde 2007 (entonces, el club estaba en la C2, la Tercera División B), no habló con ningún medio. No lo hará, asegura Sannipoli, el jefe de prensa, hasta que termine la investigación. El lunes, Blatter le dedicó unas palabras en el discurso de entrega del Balón de Oro: “Usted es el fútbol limpio. El orgullo de todos los honestos”.

Prandelli ya lo había hecho: “Simone cumplió con su deber, pero a veces hace falta coraje. Para mí, dio un mensaje de esperanza.
En un par de meses, cuando ya no se hablará de él, podrá venir a Coverciano: encontrará las puertas abiertas y el abrazo del grupo. Y que se lleve los botines para entrenarse con nosotros”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario